De la mano de Matías Almeyda, quien debutaba
como entrenador, con las vueltas de Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez, y
las contrataciones a mitad de temporada del franco argentino David Trezeguet y
de Leonardo Ponzio, River pudo volver al lugar que se merece después de su caída,
producto de varios años de inoperancias políticas.
Fue tal la revolución que ocasionó River en
todo el país, que la AFA y a los organismos de seguridad, que después de cuatro
años tuvieron que levantar la medida de no permitirle el ingreso a los hinchas
de los equipos visitantes.
Aquel 26 de junio de 2011, River vivió el
capítulo más oscuro de su historia, al perder la Promoción con Belgrano de
Córdoba y caer a la segunda categoría en el mismísimo Monumental, escenario que
se vistió muchas veces de fiesta para festejar títulos.
De inmediato se comenzó a trabajar para la
vuelta y el presidente Daniel Passarella depositó en Almeyda, quien había
integrado el plantel que sufrió el descenso, la confianza para tomar un equipo
destruido anímicamente y que necesitaba levantarse rápidamente para volver a
Primera.
Tras la confirmación de Almeyda como
entrenador, el club repatrió a los delanteros Fernando Cavenaghi y Alejandro
Domínguez, jugadores que brillaron y levantaron copas en otra época en la
institución y que llegaban para dar una mano y ser los baluartes de una
alineación en formación.
También fueron contratados Martín Aguirre y
el uruguayo Carlos Sánchez, jugadores que venían de destacarse en el último
campeonato en Olimpo y Godoy Cruz, respectivamente, el lateral Luciano Vella y
el volante central Cristian Ledesma, otro que volvía a Núñez luego de jugar en
varios clubes. Junto con ellos, Almeyda apostó a varios juveniles del club,
como el arquero Leandro Chichizola, Luciano Abecasis y Lucas Ocampos, y apostó
por respaldar a Nicolás Domingo y Rogelio Funes Mori, delantero cuestionado en
el torneo que desembocó en el descenso, pero que sería decisivo en el tramo
final para lograr el regreso a la A.
Así River salió a jugársela por primera vez
en la B Nacional, venciendo a Chacarita en el Monumental para luego deambular
por los estadios de Huracán y San Lorenzo después de que los organismos de
seguridad suspendieran el escenario de Núñez por cinco fechas.
Y en ese momento el equipo se agrandó y
logró recordados triunfos como las goleadas 7 a 1 a Atlanta, con tres tantos de
Cavenaghi, 4-1 a Gimnasia en Jujuy, con un póker del 9, y 4 a 1 a Guillermo
Brown, en Puerto Madryn, evidenciando su alto poder de fuego.
Pero, la escuadra de Almeyda demostró
ciertas falencias en su línea defensiva, sobre todo ante rivales que le
apostaron al "golpe por golpe". Así fue como empató agónicamente 2 a
2 con Defensa y Justicia y perdió 2-1 con Aldosivi y 2-0 frente a Atlético
Tucumán, en el encuentro que marcó su vuelta al Monumental.
La excepción fue la caída 1 a 0 en
Corrientes con Boca Unidos, un partido que dominó los noventa minutos, pero no
tuvo eficacia para vulnerar el arco de Gastón Sessa.
El triunfo en Núñez ante Patronato 1 a 0 lo
dejó en posición de ascenso al terminar el 2011, una ubicación que no perdería
en toda la temporada. Pero quedaba en claro que necesitaba una renovación para
adquirir mayor potencia ofensiva para afrontar la segunda etapa del certamen.
Por esta razón, arribaron a Núñez
Trezeguet, jugador que se ganó el puesto a base de goles, y Ponzio, quien
consiguió aplausos a medida que pasaron los partidos por brindarle al equipo
solidez en la mitad de la cancha.
Además, en el arco, Almeyda cambió a Daniel
Vega por Chichizola, quien tuvo buenas y malas siendo el "1"
millonario.
El empate en Isidro Casanova ante Almirante
Brown marcó el inicio del 2012. En ese encuentro quedó en evidencia una falta
de contundencia, que aportaría Trezeguet en las siguientes fechas.
Su grito más recordado fue el 1-0 sobre
Instituto, líder en del torneo en ese momento. Un resultado que borró la
inesperada caída contra Atlanta 1-0, en cancha de Vélez Sarsfield.
Pero, el problema que padeció River en la
segunda parte del torneo fue la caída de sus individualidades y el no encontrar
colectivamente la producción que el técnico pretendía. Razón por la cual, el
murmullo del público le jugó en contra y la tensión en cada encuentro, sobre
todo en el Monumental, resultó un karma para los jugadores de la banda.
Con ese clima, a River se le escapó el
triunfo sobre el final ante Guillermo Brown. El empate sin goles ante Rosario
Central, en Arroyito, en un partido en que ambos no se lastimaron, mantuvo en
posición de ascenso al elenco de Núñez.
En la antepenúltima fecha, ante Boca
Unidos, River la sacó barata por no estar finos frente al arco los jugadores
rivales y recién a pocos minutos del final, cuando los hinchas sufrían la
frustración de no poder festejar, Rogelio Funes Mori metió un bombazo que hizo
delirar a la multitud, en un cotejo manchado con sangre, por la muerte de un
hincha en el ingreso a la popular local.
A una fecha del epílogo, River volvió a
defraudar en su visita a Patronato en Santa Fe y cayó 1 a 0, en un partido
clave para asegurarse más de la mitad del boleto a Primera.
El alma al cuerpo se la devolvió a River
Chacarita, con su victoria impensada sobre Rosario Central, dejando al conjunto
de Almeyda en la cima con Instituto y dependiendo de si mismo en la última
jornada contra Almirante Brown.
River aprovechó el regalo de Central y
consiguió el objetivo con el 2-0 sobre Almirante Brown en un Monumental,
recortado y con su popular clausurada, y cerró así un camino que comenzó recto,
pero que en su transcurso se le hizo sinuoso por sus nervios e inexperencia en
la categoría.
Finalmente la pesadilla terminó, el alma volvió
al cuerpo y el más grande al lugar donde se merece, ahora en buscar de más títulos.
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La definición de Trezeguet para el campeonato y el ascenso |
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Cavenaghi, goleador de River con 19 |
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El desahogo de Almeyda tras lograr el ascenso |
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Ocampos, de los pocos jugadores que jugó todos los partidos |